lunes, 1 de abril de 2013

How I met your mother

Una vez sales del parque nacional de Murree, el recorrido aún en tierras paquistaníes se extiende como por una hora, cuando finalmente y con la emoción literalmente haciendo un nudo en mi estómago llegamos a la frontera en el puente de Kohala. Temía que me pudieran mandar de vuelta a Islamabad sin dejarme entrar y eso que venía con todos mis papeles en regla.


Finalmente, cruzamos este pequeño puente flotante, que te da la misma seguridad que subirte a una montaña rusa sin cinturón de seguridad, y nos enfrentamos a los servicios de inteligencia apoltronados en su garita. Lo bueno de este país es que yo no tengo que lidiar con ninguno de estos energúmenos, mi función es esperar en el coche, nadie me molesta. Para eso ya están los hombres, que son los que tienen que solventar la situación ;) Y el tiempo pasaba y allí estaba yo que me subía por las paredes, pero finalmente ocurrió y me dejaron entrar y por fin pude pisar la tierra que vio nacer y que curtió a mi "compañero de viajes". Aún quedaba una hora de trayecto en coche así que un poco más adelante paramos al lado de un riachuelo donde todos nos relajamos un poco y tomamos aire fresco antes de emprender la última etapa.

La vida en este valle se desarrolla a lo largo y ancho del serpenteante rio Neelum.



En forma de aldeas o, mas bien, de casas dispersas por las laderas en las zonas remotas:


O como una amalgama de todo un poco en la ciudad, Muzaffarabad:


La carretera está completamente en obras, aún sufriendo los estragos de ese catastrófico terremoto que asoló esta tierra hace ya ocho años, acabando con la vida de miles de personas, cambiando el cauce del río, tumbando montañas de miles de metros de altitud y sumergiendo pueblos completos bajo el agua de un nuevo lago.

Aquí vemos unas imágenes de las obras de reconstrucción de esta carretera principal que tomé mientras una concretera estaba descargando el contenido en el muro de contención y el tráfico estaba parado. En la tienda cocinan y comen durante los descansos, ya que se trabaja durante horas interminables.


Las consecuencias de ese terremoto aún se sufren en casi todas las esquinas, pero volvamos a nuestro tema principal.

Tras una última hora en coche estábamos en la ciudad (mis impresiones quedan para futuros posts) y, por fin, a las puertas de su casa. En ese mismo instante aparecieron sus dos hermanos a recibirme con la mayor de las sonrisas, felices de verme, como viejos amigos que se reencuentran y tal era su expectación conmigo que su propio hermano, al que no veían desde hace casi un año atrás, quedó relegado a un segundo plano... Levanté la vista, conocía sus caras de alguna foto, desde la terraza miraban "mamá" y "papá". Saludé con una sonrisa y un tímido "A-Salaam-o-Alaikum". Ya solo quedaba subir las escaleras, cuando pétalos de rosas rojas empezaron a caer sobre mí. Al llegar arriba, me miró con tal alegría y me abrazó tan fuerte y por tan largo rato que pude sentir el corazón latiendo fuerte y rápido... Había decidido abrirme la puerta de su casa y de su corazón, llamándome "hija", ya formaba parte de la familia. Madre mía, qué intensidad pudieron aportarle a este momento!! Simplemente, increíble. FELIZ.

Puesto que no hay fotos del momento, me despido con esta fotografía de tres chicas cachemiris al borde de la carretera. Me encanta esa mirada robada a la chica del centro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario