Cuando la familia se propone algo, no hay motivo, razón, excusa o distancia que se interponga en su camino. Así que sin estar planeado, acabamos en sendos coches, todos apoltronados, recorriendo una parte de la provincia del Punjab bajo un sol de justicia. Y ya ves, yo encantada! Una oportunidad más de alegrar mis retinas con nuevos paisajes y ampliar mi más que limitado conocimiento de la geografía paquistaní.
Tras la autopista, se abrió paso un paisaje llano, atrás quedaron temporalmente las montañas :), que se pierde en el horizonte. Con un toque semi-desértico con esas colinas rocosas, pero no hay que dejarse engañar, porque en estas tierras el agua también surge de vez en cuando.
No tengo la más remota idea de cuál era el verdadero motivo por el que estaban ahí, pero me gusta pensar en un picnic bajo la frescura del árbol.
Descubrí también las muy famosas naranjas de la zona con su sorprendente sabor dulce que te hacen dudar que realmente estés comiendo "cítricos".
No puedo negar cuáles son mis debilidades, porque son demasiado obvias. Los medios de transporte, en el más amplio significado que pueda tener esta expresión y que descubrí gracias a una sociedad que no pone límites a sus ocurrencias, se encuentran entre mis favoritos!
Mis ya adorados camiones decorados, todo un derroche de creatividad e ingenio; las calles, carreteras y caminos no han vuelto a ser lo mismo desde que estoy de vuelta :( Se hecha en falta esa procesión de arte callejero a todo color...
En su versión masculina:
Y femenina:
Y al atardecer, qué hay más poético que la vista de ese tren alejándose en el infinito con los últimos rayos del sol...
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