Muzaffarabad me pilló por sorpresa con su caos endémico, el más absoluto libre albedrío... Me sobrecogió totalmente y me sorprendió ya que no era para nada lo que yo me podía haber imaginado.
Pero después de esas primeras horas, del cálido y amoroso recibimiento en la casa, de una buena comida casera y un poco de "no pasa nada, tú puedes con esto", la perspectiva cambió. Ahora, como le gusta decir a los muzaffarabadis, esto es la representación de la LIBERTAD :). Como todo, cuestión de perspectiva :)
Pero es que aquí no hay límites para nada... Pero lo que mas sorprende al foráneo hasta dejarlo sin respiración es la conducción que se estila en la zona. Aquí no hay edad mínima para empezar a conducir, ni velocidad máxima, ni concepto de carnet, ni carril de la derecha o de la izquierda... Aquí se pasa por encima de lo que haga falta para llegar al destino, como si hay que adelantar subiéndose al vallado (basado en hechos reales), NO PASA NADA !!!
Y luego las casas, todas amontonadas en pilas como si desearan tocar el cielo.
Y esos truenos y relámpagos que resultan ser la banda sonora nocturna, aunque no caiga ni una gota, iluminándolo todo con una luz mágica.
No hay que olvidar que este valle entre montañas, no es un valle cualquiera, ya que si miras al infinitvo desde un punto lo suficientemente alto, las cordilleras nunca terminan, atisbando más y más líneas de bellos picos nevados en el horizonte cada vez más y más difusos. Te encuentras en el corazón del Himalaya.
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